martes, 22 de enero de 2008

La noche y sus sirenas o "adelante, no se arrepentirán"

La noche y sus sirenas. Aparecen con su química de azúcar. De pronto hay humo y las rocas y los témpanos dejan de ex-istir. Pero están ahí, y el choque es inevitable. No hay antídoto, no hay profilácico, no existen advertencias eficientes. Como frente a las olas en altamar, estamos entregados a la voluntad del canto de las sirenas de la noche. Hay un antes y un después en la vida, tras un encuentro con una sirena de la noche. La única esperanza es la voz de los amigos. Pero ¿quién escucha a un amigo durante el canto de la sirena? ¿Existe esa fuerza en la disminuida sensatez del atrapado marinero? Algunos se defienden con el añoso turbante, otros le echan la culpa al verano, pero lo cierto es que son las células más pequeñas, alojadas a media altura y no en el oído, las que caen rendidas ante el canto extranjero de las sirenas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con los oídos taponeados con cera y amarrado al mástil, oh el viejo Ulises no deja de pensar en Ítaca, no deja ser seducido por atentas y eróticas sirenas.

La noche en ultramar. La noche en ultra-city. Las tentaciones a la vuelta de la esquina, a la vuelta de la ola.

¿es prosa poética? ¿es un arranque de un cuento mayor? no te arrepientas de lo que escribas, sino de lo que no escribes.

Umanh dijo...

Habría que pensar en qué tipo de destierro es adecuado para ultra-city. ¿Un destierro respecto de sí mismo? ¿Una disociación?